El voto de Venus

Los efectos del huracán que ha arrasado en el noreste de Estados Unidos comienzan a quedar atrás, pero Barack Obama y Mitt Romney no pierden de vista que en la recta final de la contienda electoral les espera otra tormenta perfecta: la de las mujeres que, como el temporal Sandy, podría darle un vuelco al destino de estos dos hombres que compiten por alcanzar la Presidencia.

Desde el inicio de la campaña ambos candidatos han cortejado a las mujeres como dos enamorados que se disputan la novia. Y es lógico que hayan sacado toda la artillería porque el voto femenino, específicamente en el sector de los indecisos, es crucial para llegar a la Casa Blanca.

En 2008 Barack Obama contó con el respaldo casi incondicional de las mujeres que apostaban por el avance en las políticas de igualdad y de conciliación laboral. Cuatro años después hay quienes piensan que el presidente no hizo lo suficiente, a pesar de que sacó adelante una importante ley (Fair Pay Act) que previene la discriminación salarial, y en lo que respecta al aborto y los anticonceptivos ha defendido en todo momento el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.

Sin embargo, con un panorama donde la crisis económica no discrimina entre sexos, las estadounidenses también ponen en duda la capacidad de este Gobierno para mejorar la situación del desempleo. Ésta es la baza más fuerte de Romney para ganarse su confianza. A pesar de que una encuesta reciente de Gallup señala que la principal preocupación de éstas es el aborto, un tema en el que el candidato republicano se ha mostrado cambiante y casi siempre opuesto salvo en casos de violación, en el primer debate presidencial el contrincante de un Obama desvitalizado aumentó considerablemente su popularidad entre las mujeres al mostrarse presidenciable.

Sin duda, Obama cuenta con el voto de las féminas que rechinan al escuchar a Romney referirse a las «carpetas llenas de nombres de mujeres» a la hora de pensar en ellas para formar parte de su equipo. Pero también es cierto que cada vez hay más hogares en el país donde las mujeres son las que aportan un sueldo mientras sus esposos, muchos de ellos con menos formación académica, no consiguen trabajo.

En vísperas del 6 de noviembre Obama y Romney despliegan todos sus encantos para conquistar ese oscuro objeto del deseo que es el voto femenino. Será que hay algo de verdad en el cliché de que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus.